Cuando tomamos contacto con la naturaleza con frecuencia y practicamos la contemplación de la misma, nos acercamos también al aprendizaje del "no juicio". Podemos finalmente encontrar cada vez mayor valor estético, más belleza, en las escenas que presenciamos, en los objetos que vemos, las personas que conocemos; podemos acabar aceptando aquello que sentimos, todo...nuestros defectos, nuestra tristeza, nuestra ira, rabia, nuestra desilusión y descontento ante determinadas circunstancias. A pesar de todo ello, podemos llegar a entender que todo cumple una función, que todo aquello que suceda siempre es lo necesario y que, por encima de todos nosotros, como seres que tienen diferentes sueños y personalidades únicas, se encuentra el orden ineludible que el Universo decide establecer en cada momento, aunque a veces lo percibamos como caótico.