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La conciencia sobre lo que un artista es en potencia va mucho más allá de las expresiones artísticas propiamente dichas.

La mente del verdadero artista es aquella capaz de transvasar las fronteras de lo tangible y "real", pues impregna a todo lo que le rodea de un color y energía especiales. Por eso, sus creaciones son volátiles y a veces, difíciles de detectar y apreciar, rebasando los perímetros de cualquier soporte o medio físico.

Pone su alma y su corazón en todo lo que dice y hace, comprometido fielmente a sus propios ideales, hasta conseguir finalmente unificar sus diferentes dimensiones, en una preciosa obra llena de armonía, sin cánones, susceptible de ser modificada con el tiempo, mejorada.

El artista crea para sí, pero tampoco pierde de vista nunca al "otro", pues sabe que de otra manera, nada tendría sentido.

¿Nos atrevemos a ser uno de ellos?

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